domingo, 27 de octubre de 2013

Beatriz Salas y la realidad de los niños con cáncer

Beatriz Salas Mendoza es pediatra oncóloga y actualmente jefe del Servicio de Oncología Pediátrica del Hospital del Nino Manuel Ascencio Villarroel en Cochabamba.

El trabajo que viene realizando en sólo tres años desde que se abrió esta unidad, ha dado buenos frutos: 22 niños curados. Sin embargo, la realidad a la que se enfrenta la especialista junto a su reducido equipo de gente y las carencias tanto en infraestructura como en medicamentos junto a los tristes diagnósticos, son el trago amargo de cada día.

Dos pequeñas salas de oncología, ubicadas cerca al servicio de infectología y su escritorio de consultas en pleno pasillo, no son precisamente las mejores condiciones para atender a los pequeños pacientes con cáncer. Contar en la actualidad con un servicio especializado en este hospital que atienda a niños con cáncer, tiene mucho mérito ya que hasta hace tres años no se tenía una unidad especializada. A ello se suma la ejemplar labor que realiza Oncofeliz, un grupo de padres que apoya altruistamente a esta unidad y que se postuló para lograr que los fondos de la Telemaratón de este año estén destinados a infraestructura, equipamiento médico e implementación de un banco de medicamentos para esta unidad. Las necesidades son inmensas.

OH! conversó con la Dra. Salas, reconocida no sólo por su gran capacidad profesional sino por su carisma y amor a los niños, sobre la batalla a la que se enfrenta cada día y la realidad de los niños de escasos recursos que padecen cáncer.

OH!: Usted que está a cargo de esta unidad ¿cómo evalúa los resultados?

Buenos, porque en estos tres años de funcionamiento se han curado 22 niños y además antes eran atendidos por colegas hematólogos de adultos, que no es lo ideal. Cuando retorné de hacer mi especialidad en el Distrito Federal de México en el Hospital Infantil Federico Gómez, centro de referencia y un hospital de subespecialidades, vimos que había muchos niños sin tratamiento. Por lo tanto es un gran avance y los resultados son alentadores aunque lamentablemente ahora tenemos dos recaídas.

OH!: ¿A qué se deben estas recaídas?

Como médicos, nos damos cuenta cuando el paciente no sigue al pie de la letra las indicaciones. Por ejemplo, cuando se les da un medicamento como la Dexametazona, los niños presentan ciertos síntomas como apetito y comienzan a ganar peso, pero de repente nada de esto sucede y cuando le preguntamos a la mamá, asegura que su niño está tomando los medicamentos y no es verdad. Las mamás de los niños que han recaído, finalmente confesaron que no siguieron el tratamiento como debían, una de ellas no entendió las indicaciones y cambió las dosis diarias y la otra mamá afirma que su hijo se enoja y no puede sólo con la situación. Posiblemente el amor de padre o madre hace que consientan a su niño, pero deben entender que están a mitad de tratamiento y que el gran peligro al no seguir tal y como se debe hacerlo es que luego se hagan resistentes al tratamiento o que sufran un recaída.

OH!: ¿Cómo están en infraestructura e insumos?

Es importante que se sepa que no tenemos lo que necesitamos. No tenemos personal de enfermería, que es uno de los puntos débiles, de hecho esta unidad solo cuenta con una licenciada en enfermería. En realidad es un conjunto de necesidades que tiene la Oncología, por ejemplo, si no tengo un buena diagnóstico no puedo dar un buen tratamiento; si no cuento con la medicación tampoco puedo dar un buen tratamiento y si tengo el diagnóstico acertado, la mediación, y no tengo el personal suficiente tampoco puedo hacerlo.

OH!: ¿Es alto el índice de cáncer en Cochabamba?

Desde que comenzamos hace tres años, son 168 niños los diagnosticados, es decir, más o menos 50 por año. Lamentablemente tenemos casos de niños que abandonan el hospital inclusive antes de comenzar el tratamiento y ello se debe a que en el tiempo en el que toma hacer el diagnóstico, los padres se asustan al ver las terribles cuentas. En muchos casos se tarda mucho en hacer el diagnóstico porque muchos de ellos llegan muy graves y con fallas renales o alteraciones en electrolitos u otros, entonces se tarda en acondicionarlos y prepararlos para la cirugía y el tratamiento posterior. Hicimos un estudio con un residente sobre el tiempo que toma entre el ingreso al hospital y el diagnóstico final, y el resultado dio que se tarda alrededor de 25 días. En ese tiempo están en terapia y las cuentas son muy elevadas y los papás piensan que la cuentas van a ser todo el tiempo. Eso se debe a que aún no contamos con quien nos ayude en transfusiones y costos de terapia e internación pero los padres tampoco saben que no todo el tiempos las cuentas serán así porque van a recibir apoyo con las quimioterapias.

OH!: ¿Quiénes ayudan?

En las quimioterapias no tenemos problemas gracias a Oncofeliz, fundación que ha hecho que podamos sostener el tratamiento de todos los niños. Es una Fundación boliviana de padres casi el 100 por ciento cochabambinos que tienen personería jurídica y que ayudan a niños de este hospital. Cuando se les pidió su personería se les ha exigido ciertos requisitos como a quiénes van a ayudar, por lo tanto la ayuda está destinada a niños internados de este hospital en las edades comprendidos entre 0 a 14 años 29 días y 23 horas y de escasos recursos.

OH!: La Telemaratón este año destinará sus fondos a su unidad ¿qué nos puede decir al respecto?

Es una bendición y es gracias a Oncofeliz que ha conseguido que seamos los beneficiarios de la Telemaratón. Realmente las necesidades son muchas, comenzando desde mi consultorio que no es privado y está a la vista de todos y se debe revisar a los pacientes ahí; muchos de ellos están en edad adolescente por lo que resulta vergonzoso e incómodo para ellos. Pero obviamente tenemos muchas otras necesidades más.

OH!: ¿Cuál considera que es la importancia de que un especialista sea quien trate a niños con cáncer?

Es realmente importante y lo vemos con la respuesta que hemos tenido en el tratamiento de los niños. Cuando estaba realizando la especialidad de pediatría veíamos que la mortalidad era muy alta y es que el manejo de los niños es muy diferente en relación al de los adultos, por ello la sobre vida en muchos lugares donde se han realizado grupos de estudios importantes como en el “St. Jude Children's Research Hospital” donde manejan un volumen alto de niños se ha demostrado que la vida del paciente bien diagnosticado y sumado a un soporte adecuado de tratamiento es fundamental. Se debe considerar que los adultos son muy diferentes, por ello es que existe la especialidad y nos preparan para ello. No sólo se trata de reducir las dosis o adaptar los esquemas para los niños, sino que cada niño es un universo, inclusive en los esquemas pediátricos es muy diferente uno del otro, algunos toleran las dosis adecuadas y otros no; son en definitiva pacientes exclusivos.

OH! ¿Alguna anécdota que quiera compartir?

Sí, el tema de la integración porque una vez que reciben tratamiento necesito hacer la re inducción de los niños a la sociedad y la realidad es muy triste. Por ejemplo con las Leucemias, los pequeños vienen a recibir dos días de quimioterapia y no necesitan estar internados todo el tiempo entonces les pedimos que no abandonen sus escuelas y les enseñamos medidas de higiene y bioseguridad para que continúen con sus estudios. Para ello mandamos una carta a las escuelas para que los maestros los apoyen en la reintegración pero a veces son los mismos maestros los que dan lugar a que sean motivo de burla al no dejarlos estar con sus bandanas o gorritas. Inclusive he visto casos en que no los dejan utilizar ni sus barbijos. Hemos tenido el caso de un niño que es el mejor alumno de su curso pero por el tratamiento tiene que estar dos veces por semana en el hospital por lo que se ve obligado a faltar y el maestro le dijo: entonces que la doctora te ponga la nota.

Otras situaciones distintas pero que son una realidad y están presentes día a día son algunos casos de niños que llegan a recibir sus tratamientos solos y además están a cargo de sus hermanos, y resulta aún más triste escuchar que no han comido nada más que arroz porque no tienen para más.

Perfil Beatriz Tatiana Salas Mendoza

Nació en 1970 en La Paz. Radica en Cochabamba desde el 2003. Sus estudios universitarios los realizó en la Universidad Mayor de San Andrés donde obtuvo el título de Médico cirujano. Realizó su especialidad en la Universidad Mayor de San Simón (título de Pediatra) y sub Especialidad en la UNAM México DF Hospital Infantil Federico Gómez donde obtuvo el título de Oncóloga Pediatra. Desde que retornó de México es jefe del Servicio de Oncología Pediátrica del Hospital del Nino Manuel Ascencio Villarroel en Cochabamba.

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