jueves, 5 de febrero de 2015

Bolivia, sin equipos para frenar avance del cáncer

El Instituto Oncológico del Oriente Boliviano, de Santa Cruz, y el Centro Especializado de Oncología, de Cochabamba, son los únicos centro de referencia en el país para el tratamiento de los diversos tipos de cáncer; sin embargo, no cuentan con todos los equipos necesarios ni ofrecen todos los servicios para la atención de casos complejos, por lo que muchos pacientes se ven obligados a viajar al exterior en busca de tratamiento para salvar sus vidas.

En Bolivia es imposible efectuar trasplantes de médula ósea a los pacientes con leucemia, pues no se cuenta con los equipos, ni la infraestructura ni los recursos humanos especializados. Esto lleva al enfermo a realizarse un tratamiento costoso en el extranjero, en especial en Argentina, Chile o Brasil.

Según datos del Ministerio de Salud, en Bolivia en 2012 se registraron 8.998 casos nuevos de cáncer, de los cuales 6.256 corresponden a mujeres y más de 2.742 a varones.

El cáncer de cuello uterino es el que más afectadas tiene con el 27%; le sigue el de mama, con el 11%; y el de piel, con el 5%. En el caso de los varones, el cáncer de próstata supera a los del colorrectal, estómago, leucemia y pulmón.

Aunque el Servicio Departamental de Salud de Santa Cruz maneje otros datos, un 21% para cáncer de cuello uterino, un 19% para el de estómago y el 9% para el de pulmón, el sufrimiento es el mismo para el paciente que muchas veces precisa de estudios y tratamientos sofisticados, pero el país no se los puede ofrecer.

Para frenar al cáncer, el Gobierno puso en marcha el programa Mi Salud, a través de la cual en 2013 se han practicado 24.758 estudios de papanicolau en La Paz, Cochabamba y Santa Cruz. Gracias a estos exámenes 535 mujeres supieron que tenían cáncer de cuello uterino y se les recomendó que se sometan a tratamiento.

Promesas y acciones
El Gobierno ha dado señales de preocupación para construir hospitales especializados para salvar cientos de vidas cada año, muchas de ellas segadas por el cáncer, así lo anunció en su discurso de inicio de su nuevo mandato el presidente Evo Morales, especificando que se edificará un hospital oncológico de cuarto nivel en Cochabamba.

Mientras tanto, en Santa Cruz el director del Sedes, Joaquín Monasterio, reveló que la Gobernación ha adquirido dos aceleradores lineales que vendrán a remplazar la antigua bomba de cobalto que aún usa el Oncológico, mediante los cuales se podrá realizar los tratamientos de radioterapia sin dañar otros órganos del enfermo, y un mamógrafo digital para hacer estudios acelerados que detecten el cáncer de útero y de mama, de mayor incidencia en la región.

De igual manera, este mes arrancó la campaña del padre Mateo Bautista para construir un centro especializado en hematología, donde los hemofílicos tengan el factor 8 y que el proceso culmine con el trasplante de médula en busca de salvar las vidas de niños que padecen de leucemia.

Lo que se necesita
Para el presidente de la Sociedad de Cancerología, Henry Jesús Paniagua, de nada sirve la infraestructura si no va acompañada de equipamiento y recursos humanos, pues una unidad de oncología debe tener un acelerador lineal para realizar radioterapias.

“En el Oncológico hay una bomba de cobalto que debe tener 10 años. En el sistema público de Bolivia existe un acelerador lineal en funcionamiento en Cochabamba y otro en el Oncológico, pero no funciona porque falta que construyan el búnker; en la medicina privada existe otro aparato que funciona en El Alto”, dijo Paniagua.

A su turno, Joaquín Monasterio propuso al Ministerio de Salud que incentive la especialización y subespecialización del personal, como ser en oncología pediátrica, y en oncología ginecológica y que se equipe en el sector de anatomía patológica.

Testimonios
Janet Salazar Nina tiene 16 años, pero por su delgadez aparenta menos. La leucemia le apareció cuando tenía 13 en su pueblo, Cuatro Cañadas, donde vive con sus padres y es la mayor de cuatro hermanos.

Ayer, en el acto de conmemoración del Día Mundial contra el Cáncer resolvía juegos didácticos. Su tez aún es un poco pálida por la secuela de las quimioterapias, pero no dejaba de sonreír.

“Hace cuatro meses que dejé el tratamiento, pero no falto a los controles aunque me siento bien; sonrío y trato de infundir fuerzas a mi familia que sufrió mucho, en especial económicamente”, dijo Janet

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