domingo, 23 de agosto de 2015

Oncólogo Manuel Álvarez Zenteno: “Uno de cada dos de nuestros hijos tendrá cáncer”

En diez minutos de conversación derrama toda la esperanza que este año trajo en la lucha contra el cáncer y causa preocupación por las amenazas de las que no podemos librarnos. Así resume los logros en esta batalla larga y menciona de qué armas podemos disponer.

¿Qué ha ocurrido con las nuevas terapias?
La oncología es otro mundo después de un evento que ocurrió en 2001, que es el Proyecto del Genoma Humano. Se hicieron esfuerzos transnacionales (Estados Unidos y Europa) para entender cómo funciona una célula. Tenía que terminar en 2009, pero concluyó en 2001.

¿Qué se aprendió de las células?
Que en la célula normal había mucho menos mensajes de lo que esperábamos. Menos genes que participan en la regulación de una célula.

Nosotros estimábamos que podrían ser alrededor de 100.000 y fueron menos de 30.000. Por lo tanto, la célula no era tan, tan compleja como habíamos anticipado. Eso no significa que la historia ha terminado, sino que es como tener 30.000 piezas del puzle para armar.

Esos genes pueden expresarse (activarse) y luego se manifiesta un cáncer...

Pueden expresarse o relacionarse con otro gen. Por lo tanto, la realidad era mucho más compleja de lo que creíamos.

Nosotros pensábamos linealmente: ‘Este gen produce esta proteína, y esta proteína surte este otro efecto’. Pero lo que no pensábamos es que ese gen se relacionara con este, con este y con este otro gen.
Fue una gran sorpresa.

Es un universo de pensamiento no lineal; es un universo absolutamente interrelacionado. No teníamos tecnología ni capacidad bioestadística para analizar 30.000 señales en interrelación; pero esa tecnología ya llegó para quedarse.

¿Big data para los genes?
Exactamente. Tenemos tecnología que nos permite analizar en contexto miles de señales. Curiosamente, usamos para ello la tecnología que usan los astrónomos.

¿La que usan para ver las estrellas?
Claro, para mirar el universo y para ver un poco colores e interrelaciones. En los platillos genómicos, hoy en día, teñimos del color que queramos una señal específica: un gen A verde, un gen B rojo, y así. Podemos ver el genoma de un paciente que viene a consultar, podemos ver que el tumor del paciente es propio, es único, es individual. Aquí no sirven las estadísticas.

Así, estoy tratando a un paciente con las características propias de su enfermedad, y no ‘un cáncer de mama’. No sé si me explico.

Es un cáncer de mama pero suyo, no es el mismo que tiene la madre o el vecino. ¿Qué señales potentes permitieron generar ese cáncer? Eso podemos saberlo y sabemos cómo usar moléculas que ataquen a esa señal.

¿En eso consiste la terapia génica?
Exactamente. Ahora, ¿qué ocurrió en paralelo? Gente que se dedica a la investigación en serio y mucho más inteligente que el que está hablando, miraba con expectativa todo esto. Pero ellos también tenían su plan B. Su plan fue fascinante.

Dijeron ‘qué bueno que hagan todo esto, qué bien que desarrollen moléculas y genes. Por ahí va la cosa. Pero nosotros vamos a ir en paralelo; vamos a usar al sistema inmunológico contra el cáncer’. Eso es algo que nosotros habíamos perseguido por décadas.

Investigué en esa área alrededor de diez años en el National Cancer Institute (NCI) de Estados Unidos y abandoné el camino, porque dije ‘por aquí no hay nada’. Me interesaba ver cómo el sistema inmune podía usarse como herramienta.

Y bueno, abandoné porque el tratamiento que utilizábamos era hipertóxico. Quedamos con la sensación de que el sistema inmunológico de un paciente no ataca al cáncer porque el cáncer es propio, son las propias células; pero sí ataca una tuberculosis.
Porque es extraña al cuerpo.

Eso creíamos. Pero la gente que se dedicó en serio a esto era más escéptica. Se dio cuenta que el sistema inmunológico no ataca al cáncer porque el cáncer tiene señales en su membrana; tiene proteínas, como antenas, expuestas de tal forma que cuando llega una célula inmunológica, hay una comunicación entre antenas igual que dos caracoles: esas señales del cáncer le dicen al sistema inmunológico “yo soy de la casa, dejame tranquilo”.

Esas señales empezaron hoy en día a entenderse. Tenemos moléculas que borran esas señales del cáncer. Le sacamos el halo de invisibilidad y así el sistema inmune lo ataca.

¿En qué tipo de cáncer se hizo este descubrimiento?
En los más difíciles de tratar: en los cánceres de riñón y de piel agresivo, que es el melanoma. En etapa avanzada, la quimioterapia ya no sirve, la radioterapia y la cirugía no sirven. En 2012 o 2013 hubo una primera familia de moléculas que fue bastante tóxica. Se llamaba ipilumumab. Se avanzó a una segunda etapa, en la que tenemos el nibolumab, entre otros. Esa segunda familia de moléculas es mucho más eficiente y menos tóxica.

Hay un antes y un después de este tratamiento.

Lo estamos viviendo. Por eso queríamos hacer este curso en este año, porque es un año épico, de avances que sí fueron significativos. El problema es que no es una medicina democrática.

¿Cuánto cuesta?
Cuesta 100.000 dólares. Son Cuatro aplicaciones.

¿Qué hay que hacer?
Evitar llegar a este desastre que es el cáncer avanzado. Se toman dos tipos de prevención. Una es la prevención primaria. Es lo que tenemos que hacer con nuestros niños en kindergarten, en la etapa preescolar. Chile lidera el tabaquismo en Latinoamérica y Bolivia está ‘detracito’ siguiéndolo.

¿Qué pasa si nosotros paramos el hábito del tabaco por arte de magia? El 30% de la mortalidad de cáncer se corta de inmediato. La industria tabacalera, que es muy potente, está tacleando con publicidad subliminal a los niños y jóvenes. Se produce un enganche adictivo y un largo tiempo de consumo.

¿Y qué otros factores además del tabaquismo?
Los niños persiguen el sol. Lo persiguen todo el tiempo y se olvidan que Bolivia y Chile están bajo un hoyo de ozono. Nadie piensa en la protección solar. Siete de cada diez tiene cáncer de piel.
Hay más factores...

Fijémonos en un yogur en un supermercado. O una bebida de fantasía. Preguntemos si es realmente frutilla o un colorante que le han puesto.

Hay un montón de comida con productos químicos que no hemos regulado bien. Cuando comemos una lechuga comprada en Santa Cruz, ¿cuánto pesticida le pusieron?¿Quién nos dijo la cantidad de pesticida que usaron? ¿Dónde están las políticas regulatorias? Acabo de atender a una chica hermosa, inteligente, de Santa Cruz. Tiene cáncer uterino avanzado. ¿Qué pasa si yo uso la vacuna contra el virus del papiloma humano? El cáncer pasa a ser una enfermedad del pasado.

¿Se puede usar la vacuna en chicas mayores?
También. Es mentira eso de la relación sexual. ¡Úsenla en una niña de 20 que ha tenido relaciones sexuales! Úsenla en una de 22. Da igual.

¿En Chile se está vacunando?
Es ley nacional. Pero si llegamos ya tarde, lo segundo que se puede hacer es la prevención secundaria: hay que detectarlo a tiempo. Papanicolaou. Mamografía. ¿Cuántas mujeres las hacen?

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