miércoles, 10 de agosto de 2016

¿Es realmente cancerígena la telefonía móvil?



¿Usar su teléfono celular puede acabar causándole un cáncer? Hace años que los científicos buscan una respuesta clara a esta pregunta, pero el debate sigue ahí. Ahora, dos recientes estudios arrojan resultados contradictorios.

Por un lado, la investigación financiada por el Gobierno estadounidense, con un coste de 25 millones de dólares, espolea a los detractores de la telefonía móvil: los investigadores del Programa Toxicológico Nacional (NTP) expusieron durante años a más de 2.500 ratas y ratones a la radiación de microondas GSM y CDMA. A un ritmo de diez minutos de radiación, diez de pausa, las ratas soportaron dos años durante nueve horas al día frecuencias de 900 megahercios, y los ratones de 1.900.

Los resultados, aún provisionales para el caso de los ratones, revelan que en las ratas macho expuestas a radiación desarrollaron tumores cerebrales malignos (glioma) y benignos en el corazón (schwannoma o neurilemoma). Para el equipo liderado por Michael Wyde, estos son “probablemente el resultado de la radiación a todo el cuerpo con radiofrecuencias GSM o CDMA”.

De las 90 ratas sometidas a radiación en los seis grupos a estudio se detectaron tumores celebrales en hasta tres y, en el caso del corazón, hasta seis. Las 90 que no fueron expuestas a radiación no mostraron cambios. Sin embargo, en el caso de las ratas hembra, no hubo resultados significativos estadísticamente y los roedores expuestos a radiación vivieron incluso más tiempo que los de los grupos de control. Además, los ensayos en animales no se pueden extrapolar directamente a personas, subrayan expertos en los artículos que acompañan la investigación.

Con todo, como sucedió en varios estudios epidemiológicos anteriores, los tumores se desarrollaron exactamente en los sujetos expuestos a la radiación de smartphones. Y estas investigaciones fueron clave para que en 2011 la Organización Mundial de la Salud (OMS) calificara la radiación de los teléfonos celulares como “posible causante de cáncer”. Aunque en esa categoría figuran también algunas verduras o, hasta hace dos miércoles, el café.

Casi coincidiendo con la publicación de la investigación estadounidense, un equipo australiano presentó un estudio realizado a lo largo de unos 30 años. “No encontramos ningún aumento en la frecuencia de tumores cerebrales que corresponda con el vertiginoso incremento del uso de la telefonía móvil”, señalan Simon Chapman y su equipo en la revista “Cancer Epidemiology”.

Los investigadores utilizaron el registro de enfermos de cáncer de Australia, examinando los diagnósticos de tumores cerebrales de 19.800 hombres y 14.200 mujeres de entre 20 y 84 años realizados entre 1982 y 2012. Todo ello teniendo en cuenta que los primeros teléfonos celulares llegaron a Australia en 1987, mientras que en 2014 los usaba el 94 por ciento de la población.

A la luz de estudios anteriores, los científicos esperaban encontrar un claro aumento de casos de cáncer, pero no fue así: el ligero incremento en el caso de los hombres se explica, según los expertos, gracias a la mejora en los métodos de diagnóstico. No obstante, tampoco esta investigación está exenta de críticas.

Así, el experto en biotecnología Dariusz Leszczynski, de la Universidad de Helsinki y que asesoró a la OMS en su decisión de 2011, considera que los diez años de periodo latente para el desarrollo de un tumor considerados en el estudio son muy pocos.

Además, añade en su blog que no se puede hablar de 29 años de uso de telefonía móvil, sino “como mucho de 15”, cuando estos dispositivos “estaban realmente extendidos”.

Hace años que los científicos buscan una respuesta clara a esta pregunta, pero el debate sigue ahí. Ahora, dos recientes estudios arrojan resultados contradictorios.

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