domingo, 15 de enero de 2017

Víctor Hugo Cárdenas : “Si podemos salvar el brazo y la vida, será un milagro”


Fue un estremecedor terremoto que cambió la vida de su familia y que después se convirtió en un calvario con muchas estaciones, una más dolorosa que la otra. Oé, el hijo del exvicepresidente de Bolivia Víctor Hugo Cárdenas, tiene un cáncer que ha tomado sus huesos y sus cartílagos en el brazo derecho.

Estuvo a punto de robarle la vida por una trombosis o por una embolia y, a fuerza de consultas con muchos médicos, ya se sabe que tendrán que amputarle la extremidad para salvarlo. La exautoridad toma fuerzas cada día para seguir adelante, la misma con la que ahora responde las preguntas de esta entrevista.


_ ¿Cómo detectaron el cáncer de su niño de 12 años?
Más o menos hace dos meses hemos notado una protuberancia en el hombro derecho, en el húmero, y lo atribuíamos a una inflamación, a un golpe, y así se lo trató. Las primeras semanas, los médicos coincidieron en que era inflamación, nos dieron medicamentos, pero con el pasar del tiempo vimos que esa hinchazón no bajaba, sino que se endurecía. Eso nos llamó la atención. También se empezaron a dificultar las maniobras del brazo derecho. Nos pareció raro y fuimos al Hospital de Niños de La Paz, donde hicieron análisis y después de unos días nos dijeron que había que hacer una biopsia, cuyo resultado dio cáncer en el hueso, (osteosarcoma). Ahí empezó la preocupación


Buscamos una segunda opinión y nos dijeron que no es un cáncer en el hueso, sino en el tejido, es decir una neoplasia. Consultando con otros expertos, de entidades públicas y privadas, el último diagnóstico apuntaba a algo mixto, lo que técnicamente se llama ‘condro osteosarcoma’: condro, cartílago; osteo, hueso; sarcoma, tumor maligno.


Cuando consultamos qué tratamiento corresponde a ese diagnóstico, unos decían que había que amputar el brazo y después empezar la quimioterapia; otros decían que se debía hacer quimioterapia para reducir el tumor y después hacer una operación más provechosa, porque si el cáncer se había propagado, la amputación no tenía sentido. Ha sido un calvario de consulta en consulta, de opinión en opinión.


Hasta hace pocos días, no teníamos un diagnóstico preciso, incluso decían que era un tumor maligno indiferenciado. No había un nombre, pero se sabía que era cáncer. Los doctores, por su responsabilidad, decían que antes de comenzar el tratamiento era necesario saber con nombre y apellido de qué se trataba. Entonces vimos que aquí era complicado lograr ese diagnóstico. Entre tanto, al muchacho se le complicaba, tenía dificultades en la caminata, el brazo se ponía más complejo, el húmero ya fue damnificado, porque gran parte ha desaparecido, el cáncer se lo ha devorado. Estamos en una situación bastante complicada, estábamos en vísperas de una embolia o de una trombosis, y eso podía quitarle la vida. A fines de la semana pasada, se puso mal. Eso nos dio una señal de alarma.

Algunos amigos nos recomendaron ir a San Pablo (Brasil). Lo llevamos, lo internamos en un hospital público, de un barrio popular. Lo atendieron bien, están trabajando en el diagnóstico. Se esperan resultados para la próxima semana y ojalá que sean más precisos.


_ ¿Cómo será el tratamiento?
Ya nos anticiparon que llevará años. Es muy complejo y las consecuencias no son halagüeñas. Se harán esfuerzos para intentar salvar el brazo. Si nos dicen a la familia que elijamos entre perder la vida o perder el brazo, para nosotros la decisión es muy clara, preferimos que viva. Es un enorme sacrificio para un niño de 12 años, pero la vida está primero. Si Dios quiere, hay un milagro y podemos salvar la vida y el brazo, sería un milagro, aunque la situación no nos permite ser muy optimistas. Que sea lo que Dios quiera y lo que el trabajo de los especialistas decida.


_ Un calvario...
Es nuestro calvario familiar, que ha tenido varias estaciones. La primera, en el Hospital de Niños, donde nos atendieron maravillosamente, desde el director hasta el personal de limpieza; todos los días que mi niño ha estado internado ahí, les quedamos muy agradecidos. Hemos sentido cariño, afecto. Es mucho el trabajo profesional y no siempre en condiciones óptimas en los hospitales públicos.


_ ¿No hubo sospechas?
No había ninguna señal que permita sospechar del cáncer, iba a clases normalmente, con sus amigos y amigas. Tenía resfríos como todos los niños, pero no había nada que indique el mal. Ahora, tal vez nuestro descuido de padres, que debíamos incidir en permanentes chequeos médicos. Un especialista nos dijo que este tipo de cáncer avanza de manera silenciosa y de repente aparece. Así fue, un pequeño tumor que fue creciendo rápidamente hasta que puso en riesgo la vida de mi niño.


Hasta ahora no sabemos cuál es el origen del cáncer, pueden ser factores ambientales, genéticos, algún golpe no tratado adecuadamente. Es difícil identificar el origen. Tocó a nuestra familia. En el Hospital de Niños hemos visto casos similares e incluso peores.


_ Usted ha dedicado su vida a la política, a la luz de lo que ahora vive ¿valió la pena?
Durante el tiempo que hemos criado a este niño yo le dediqué todo mi tiempo y atención, a diferencia de mis otros hijos. No tuve actividad política pública. Con este último hijo hemos compartido más, ha sido con el que más cerca hemos estado.


_ ¿Si se pudiera recuperar la salud de su niño, cambiaría algo en su vida?
Volveríamos a la normalidad. Yo con mi trabajo de docente, mi esposa también y mis hijos trabajarían, mi hija volvería a la universidad. El niño volvería a la escuela a seguir sus estudios. Este cáncer nos ha alterado todo. Hemos suspendido todas nuestras actividades para dedicarnos íntegramente a apoyar el tratamiento de Oé. He suspendido mis compromisos en el exterior porque debo dedicarme 100% a Oé. Todos estamos apoyando con tiempo, esfuerzos, dinero, en fin… Ha sido un terremoto para la familia, todo se ha alterado. Él es la razón de nuestras vidas en este tiempo.


_ ¿Qué les dice el padre a otros padres que leen esta entrevista?
El primer consejo, que debemos acostumbrarnos a hacer chequeos médicos a nuestros hijos por lo menos una vez al año. Lamentablemente nosotros hemos hecho chequeos, pero no con la periodicidad debida, tal vez alguna pista hubiéramos hallado. Ante la mínima sospecha de cualquier hinchazón, de algo raro que encuentren en la piel, en el comportamiento de los huesos, acudan al médico para que chequeen a sus hijos. Ese es uno de los errores que hemos cometido.


_ Jorge Quiroga y Carlos Mesa están pidiendo ayuda material para su familia. ¿Está pasando apuros económicos?
La iniciativa de Jorge Quiroga ha sido personal, no es de la familia; no se nos había pasado por la cabeza la idea que propone Jorge. Lo he llamado para agradecerle y para decirle que nos gustaría conocer su propuesta y después ver qué decisiones podemos adoptar. Hasta ahora estamos manejando este tema con perfil bajo, entre cuatro paredes. Hasta ahora (el proceso) ha tenido un costo bastante alto, hay que cubrir análisis, tomografías, resonancias, biopsias, etc., es muy complejo y ciertamente caro. Es moroso, costoso y sacrificado atender, y en el exterior, más todavía.


Mis ingresos son de dos fuentes: mi salario como docente y una pensión como exdignatario de Estado. No tengo bienes, salvo la casa del barrio Bella Vista, que tenía antes de ser vicepresidente, y la casa que nos allanaron en el campo y que hasta ahora no nos devuelven. Yo entré al Gobierno a gobernar, no a robar, no a acumular casas. Esta tragedia nos altera la vida y tenemos que hacer esfuerzos sobrehumanos.


_ ¿Usted ha dejado totalmente sus actividades?
Efectivamente. Sera muy difícil que pueda retomar mi trabajo. Tengo que viajar a acompañar a mi hijo, así que toda mi vida profesional va a ser alterada


_ ¿Qué le dice al país?
Todos los bolivianos, no solo los que tenemos hijos con cáncer, tenemos que dar prioridad a la salud. Nuestros profesionales hacen esfuerzos sobrehumanos, pero no siempre tienen todos los medios. No estamos dando la importancia que necesita la salud

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