miércoles, 10 de septiembre de 2014

Rilver, el niño que lucha contra el cáncer, se convirtió en policía

"Yo quería ser policía para prevenir robos y auxiliar a las personas. Nosotros (los policías) no dormimos, trabajamos las 24 horas (mientras) la gente descansa”, asegura Rilver Aramayo Quiroga, de nueve años, quien ayer cumplió su sueño de ser un efectivo de la institución del orden.
El pequeño lucha contra el cáncer de huesos, enfermedad que se le detectó cuando tenía cuatro años. A los cinco meses de nacido perdió uno de sus ojos porque el mal se generó ahí. Tiempo después, los médicos tuvieron que amputarle el pie derecho para evitar que existan otras ramificaciones.
Pese a esas limitaciones, el niño no deja de sonreír. Con el uniforme policial y la gorra respectiva, Rilver se acomoda frente a hileras de cadetes que le saludan con la mano en la frente en el patio de honor de la Academia Nacional de Policías (Anapol) a las 11:00 de ayer.
El subcomandante de la entidad del orden, Rosalío Álvarez, le entregó el certificado que lo convierte en subteniente. Ya tiene una estrella en cada hombro y, erguido, saluda a su general con la mano derecha en la frente.
La iniciativa
El protagonista de esta historia, al margen de Rilver, es el
suboficial Franz Luna. Él es el promotor de que el sueño del niño se haya hecho realidad.
"Yo trabajo en Radio Patrullas 110 y un día de servicio a la altura del hospital encontré a varias señoras que lloraban, me contaron que sus hijos estaban muy enfermos. Entonces me puse a pensar qué podía hacer para ayudarles, e hice realidad el sueño de Rilver”, cuenta Luna.
El suboficial hizo un proyecto que fue presentado al Alto Mando y luego del visto bueno todos se movilizaron para realizar el acto de condecoración.
"Detrás de este uniforme hay una persona con sentimientos, con valores. Ojalá sea una terapia para el niño y se cure de esta enfermedad maligna. Yo aprendí mucho de él, los buenos sentimientos y el amor”, dice Luna y se le llenan los ojos de lágrimas.
Rilver recibió, en medio de aplausos, una estatuilla de la Policía Boliviana, la mascota de la Anapol, certificados, una medalla, entre otros premios.
La madre del pequeño, emocionada, no pierde las esperanzas de salvar a su hijo. "Está con quimioterapia, yo creo que se va a recuperar”, afirma.
Cerca de las 10:00, Rilver llegó hasta el Comando General de la Policía, estuvo en el despacho del comandante Wálter Villarpando, quien le entregó el uniforme de la institución.
Luego bajó hasta la Anapol en una patrulla. Tras el acto, el subcomandante Álvarez llevó a Rilver al salón principal donde repartieron pedazos de torta.
"Es un mensaje de desprendimiento y nosotros como policías lo recogemos, el niño muestra un sentimiento que todos los policías deberíamos sentir, pese a las limitaciones que tiene, no deja de sentir que debe entregar algo de su ser para dar al prójimo”, asegura el jefe policial.
Rilver sale de la Anapol en una patrulla. El reto es atender un caso de riñas y peleas. "Por favor jóvenes no se toma bebidas alcohólicas en la vía pública, hace daño a su salud”, les dice el niño, a través de un megáfono, a cinco muchachos que recrean un conflicto callejero.
Rilver no se cambia por nadie. "Quiero decirles a los niños que están enfermos que sean felices, porque de ellos también se les cumplirá su sueño. Hay que pedir con el corazón”, aconseja.

Por primera vez
Institución El subcomandante de la Policía Boliviana, Rosalío Álvarez, afirmó que es la primera vez que un niño se convierte en policía. "Desde que tengo conocimiento es la primera vez que se reconoce a un menor como miembro de esta institución”, dijo.

El niño pide ayuda para la unidad de Oncología
l pequeño Rilver Aramayo Quiroga pidió ayuda para la unidad de Oncología del Hospital del Niño, puesto que se necesitan insumos de urgencia y otros complementarios.
"Yo quiero pedir que ayuden a la unidad de Oncología del Hospital del Niño, necesitamos suero, plaquetas, también sangre. En el hospital todos los niños necesitan ayuda”, demanda Rilver quien lucha contra el cáncer.
El niño contó que actualmente asiste al hospital para que le realicen algunos exámenes.
"Antes estaba internado y me llevaba bien con mis amigos, ellos se han quedado ahí porque necesitan que los doctores les curen. Yo voy de vez en cuando”, cuenta el pequeño.
El Hospital del Niño fue el lugar donde el suboficial Franz Luna conoció a Rilver y en el que éste le contó que su sueño era ser policía. "Yo siempre le tendré mucho cariño al suboficial y también al hospital porque no hubiera podido cumplir mi deseo si no hubiera estado (ahí)”, asegura Rilver con el uniforme puesto.
La mamá de Rilver, María Quiroga, afirma que ella acompañó en todo momento a su hijo cuando estaba internado.
"Pensé que se iba a curar del todo, pero esta enfermedad vuelve y vuelve. Y mi caso no es el único que hay. Otros niños de la edad de mi hijo sufren lo mismo y no tienen esperanza. Es difícil pasar por esto, pero gracias a mi hijo yo he aprendido a ser paciente y a tener fe”, asegura la mujer y además pide colaboración para que los otros menores tengan la atención necesaria.

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