domingo, 23 de abril de 2017

Vacuna y detección precoz, dos armas contra el cáncer cervical


Tres mujeres mueren cada día en Bolivia por una enfermedad que se puede evitar y curar si se detecta a tiempo.

El cáncer de cuello uterino, o cervical, se produce cuando hay cambios anormales en células de la parte inferior del útero que gradualmente se transforman en cáncer. La gran mayoría de las mutaciones -el 99%, según el laboratorio Roche-, son causadas por el virus del papiloma humano.

Pese a su alto nivel de incidencia y de mortandad, es un tipo de cáncer que, por un lado, se puede prevenir con una vacuna contra el virus (disponible en el sistema de salud boliviano desde el 17 de abril) y, por otro lado, se puede curar con tratamientos de quimioterapia, radioterapia o cirugía, si se detecta la enfermedad en una etapa inicial.

Desmontando mitos
Luego de que el Gobierno anunciara la campaña de vacunación, en las redes sociales circuló información sobre supuestos efectos adversos que resultan peor que la enfermedad. El ginecólogo obstetra Luis Paz explica que, “como toda vacuna, puede tener efectos secundarios como dolor de cabeza o fiebre, pero el porcentaje es mínimo” y recomienda su aplicación.

Consultado sobre si la dosis inmuniza contra la enfermedad, Paz sostiene que “en medicina no hay cosas absolutas” y que, si bien los casos de cáncer cervical disminuyen “enormemente” con la vacuna, los chequeos ginecológicos anuales son indispensables y que cuanto más temprano se inicien, hay más chances de evitar que la enfermedad se desarrolle.

La campaña de vacunación está dirigida a niñas de 10 a 12 años; sin embargo, el médico explica que las mujeres mayores, que no hayan iniciado su vida sexual, también la pueden recibir de forma particular.

Cuando ya es tarde
Las mujeres que han tenido relaciones sexuales solo tienen un recurso para protegerse de este mal y es hacerse el papanicolau, una revisión ginecológica, una vez año.

Datos publicados por el laboratorio Roche apuntan dos cifras drásticas: 9 de cada 10 mujeres que detectan el cáncer de cuello uterino en etapa inicial tienen una tasa de supervivencia de cinco años. Por el contrario, solo 1 de cada 10 mujeres que lo detecta en una etapa avanzada logra sobrevivir.

Si el tumor se encuentra en la superficie del cuello uterino y no se ha extendido, se puede optar por cirugía o tratamientos médicos. Pero si una mujer no realiza controles periódicos, y el cáncer la encuentra a ella, las posibilidades de cura son prácticamente nulas.

“El papanicolau hay que hacerlo desde la adolescencia, incluso en mujeres que no tienen relaciones sexuales, he visto cáncer de útero en niñas de 10 o 15 años. Hay que hacerse el examen lo más pronto posible”, aconseja el especialista.

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