domingo, 6 de septiembre de 2015

Cancerología, un tema pendiente en Chuquisaca


PERSONAL

personas trabajan en el Instituto en los servicios de cirugía, enfermería, radioterapia, quimioterapia, internación y de servicio.

El Instituto Nacional de Cancerología "Dr. Cupertino Arteaga" (INCCA) atendió 179 pacientes nuevos en el primer semestre de la presente gestión y desde hace cinco años mantiene un número alto de requerimientos sin poder atender todos, por sus limitadas condiciones en infraestructura, personal y equipamiento, temas pendientes que las instituciones del Estado no pudieron remediar.

Según las estadísticas, al primer semestre de este 2015, el Instituto atendió 179 pacientes nuevos, principalmente con cáncer de cuello uterino. Hasta el año pasado, los casos nuevos estuvieron por encima de 400, cuando hace cinco gestiones no pasaban de 270.

El director del Instituto "Cupertino Arteaga", Roger Corrales, dijo que la capacidad de atención está “saturada” y con el personal, equipos e infraestructura que tienen es imposible cubrir el 100 por ciento de los requerimientos.

Sostuvo que bajo estas condiciones, “lamentablemente maltratamos a los pacientes que tienen que venir muy temprano a agarrar las fichas, no tenemos un ambiente donde las personas puedan estar más o menos protegidas del frío o del sol, entonces la gente tiene que estar en el patio esperando su consulta", relató.

Dijo que la Universidad San Francisco Xavier de Chuquisaca, de la que depende el Instituto, no podrá hacer una inversión como se necesita, tendrá que ser la Gobernación y la Alcaldía, que tomen la iniciativa de retomar el proyecto del hospital oncológico. "Lógicamente la Gobernación tiene que llevar la capitanía de este proyecto, ver y sentir que esto no es una necesidad de un sector, sino de la población en su conjunto", remarcó.

ALCALDÍA Y GOBERNACIÓN
Consultado, el director municipal de Salud, Víctor Salazar afirmó que como Alcaldía de Sucre no está dentro de su alcance trabajar con el Instituto "Cupertino Arteaga", que, a su juicio, es más de competencia departamental.

"Cancerología del Hospital Santa Bárbara corresponde a la Gobernación, al tercer nivel, y el municipio solamente abarca el primer y segundo nivel", explicó.

Por su lado, el director del Servicio Departamental de Salud (SEDES), Martín Maturano, indicó que están trabajando en un proyecto en cuanto al tema que primero debe ser puesto a consideración del Ejecutivo Departamental para anunciarlo oficialmente.

"Estamos trabajando más que todo en un proyecto de formación de un equipo de recursos humanos altamente calificado", adelantó.

Aclaró que no se trata de un hospital oncológico, sino de un servicio para paliar a corto plazo las necesidades en personal profesional.

Es básicamente "fortalecer e innovar todo el servicio de oncología", insistió.

Al respecto, el director del Instituto de Cancerología, Róger Corrales, reconoció que no tienen todos los especialistas necesarios.

"Yo creo que oncología nunca termina de abastecerse con médicos especialistas, porque hoy en día todo se ha vuelvo como superespecialidad. Por ejemplo, antes se hacía la quimioterapia para niños, hoy existe la oncología pediátrica donde las enfermeras, los médicos, todos están especializados en ese rubro, o por decirle existe un tumor en el cerebro, entonces necesitamos el concurso de un neurocirujano y así de los ojos, de la nariz, en fin", manifestó.

Ante esa situación, pidió que se planifique a través de la incidencia y frecuencia de los casos que se atienden en Sucre.

Añadió que al margen del personal, de manera urgente necesitan implementar el área de radioterapia, porque aproximadamente un 80% de los pacientes con cáncer en algún momento de su tratamiento llega a utilizar este equipo sobre todo en el país, debido a que la mayor parte de los cánceres vienen con patologías avanzadas, no pudiendo controlarlos solamente con una cirugía, entonces ahí cumple un rol importante la radioterapia.

En cuanto a los recursos humanos, la Universidad San Francisco Xavier cubre los salarios del personal del Instituto de Cancerología, que solventa su funcionamiento con recursos propios. El Servicio Departamental de Salud (SEDES) paga el medio tiempo de servicio de un ginecólogo-oncólogo.

DEFICIENCIA EN EQUIPOS
Respecto al equipamiento del Instituto “Cupertino Arteaga”, para su renovación completa se calculó una inversión estimada de entre 15 y 18 millones de dólares, sin considerar el presupuesto para la infraestructura que es un componente indispensable.

Corrales sostuvo que el actual edificio que se tiene en el Hospital Santa Bárbara no es el adecuado para implementar ni siquiera un acelerador lineal que debe reemplazar a la ya “obsoleta” bomba de cobalto.

“Los aceleradores lineales son de tecnología de punta, pero no es solamente el acelerador lineal del que habla mucha gente como si fuera un equipo de televisión o de tomografía, este es un equipo que requiere una planificación muy cuidadosa desde la infraestructura, que es el búnker para el acelerador”, sostuvo.

Añadió que en las actuales condiciones del Instituto, es imposible implementar el acelerador lineal en el búnker donde está la bomba de cobalto, porque el acelerador emite radiación mucho mayor a la del cobalto. “Necesitaríamos paredes mucho más gruesas que las que tenemos actualmente de 80 centímetros de concreto, entonces es imposible poner un acelerador lineal sin ese ambiente de máxima seguridad”, fundamentó.

Un acelerador lineal cuesta en la actualidad aproximadamente 4 millones de dólares. En el país, sólo tienen este equipo los departamentos de Cochabamba y El Alto, según Corrales.

Según expertos, este equipo de última generación disminuye ampliamente el campo de radiación, por lo que permite proteger a los órganos, asegurando mayor exactitud y ofrece aumentar la dosis de radiación, disminuyendo las sesiones de tratamiento para cáncer de mama, cervicouterino y próstata. Además, potencia el resultado clínico de eliminación del tumor, pero sobre todo se aumenta la sobrevida y calidad de vida de los pacientes.

ESFUERZOS TRUNCADOS
En procura de encontrar una solución estructural a las carencias del Instituto “Cupertino Arteaga”, hace unos diez años el Proyecto Sucre Ciudad Universitaria (PSCU) auspició la construcción de una nueva sede para el Instituto de Cancerología que iba a ser localizado en la zona de Lajastambo.

Se tenían los planos, las maquetas, pero hubo una serie de problemas que fueron insalvables como por ejemplo la ubicación de un cementerio distrital, el botadero de La Esperanza y un camino que se interponía al terreno donde se tenía que emplazar el proyecto.

“Entonces hubo mucha resistencia y lamentablemente eso cayó en la nada”, recuerda Corrales.

Después de ese fracaso, surgió el proyecto presentado por el actual vicerrector Walter Arízaga del Hospital Biomédico, pero que tampoco dio los resultados esperados y al parecer no va a funcionar. “Es por eso que ahora hemos tomado la decisión de hablar con el doctor Maturano (Director del SEDES) para explicarle que lamentablemente la Universidad no podrá llevar adelante una construcción de un hospital o instituto de cancerología por la envergadura de los fondos que necesita”, afirmó.

TESTIMONIO DE UNA PACIENTE
Hace dos años que le detectaron cáncer de cuello uterino, pero con el tratamiento recibido en el Instituto de Cancerología "Cupertino Arteaga" se recuperó favorablemente. “Cuando me detectaron cáncer sentí mucho temor, bastante preocupación, psicológicamente casi me vuelvo loca”, recordó Nicolasa Gutiérrez, una de las tantas pacientes que diariamente llegan desde el interior del país a Sucre en busca de atención médica.

A pesar de sus grandes limitaciones, el Instituto Cupertino Arteaga es la "salvación" de muchos enfermos de cáncer sobre todo de escasos recursos.

Los pacientes no sólo reciben un buen trato, sino precios mucho más bajos en comparación con las clínicas privadas de otras ciudades.

Nicolasa es testimonio de esa situación. Para ella venir a Sucre fue la mejor decisión que tomó en la complicada lucha contra el cáncer.

"Con el tratamiento mejoré bastante, ahora ya me hicieron el control y no tengo nada. Yo llamo a que se hagan los controles y el papanicolau que es importante, cada año, cada seis meses para evitar las consecuencias", reflexionó.

Consultada sobre la atención, respondió que es "bastante buena" así como el trato de los doctores y las enfermeras.

Nicolasa comenzó su tratamiento viniendo a Sucre cada tres meses, ahora lo hace cada seis meses y así, conforme evolucione su salud, deberá trasladarse con menor frecuencia hasta haber vencido el mal que aqueja.

Esta paciente vivió todo un calvario, pues para llegar a sus controles tenía que realizar tres viajes: desde su pueblo Salinas hasta Entre Ríos, de Entre Ríos a Tarija y de Tarija recién hasta Sucre.

"Vengo a Sucre porque en Tarija no hay un oncológico para las enfermas con cáncer de tumor maligno", explicó.

Nicolasa gastó por lo menos 17.000 bolivianos desde que empezó su tratamiento, según sus estimaciones. Precisó que para su caso cada receta llegó a costar Bs 800.

En Sucre, el cáncer de cuello uterino sigue siendo la principal patología que ataca a las mujeres.

PRECIOS MENORES
El Instituto "Cupertino Arteaga" cobra más o menos la mitad de lo que en otros centros especializados privados del país. Por eso todavía llegan pacientes de escasos recursos de Santa Cruz, Cochabamba y del sur del país.

ORIGEN DE PACIENTES
Chuquisaca 178
Cochabamba 24
Oruro 5
La Paz 4
Potosí 91
Tarija 55
Santa Cruz 46
Beni 1
En 2014 también se atendió a dos ciudadanos procedentes de México
Fuente: División de Estadística INCCA

De ser el primero, el Instituto de Sucre quedó relegado en cuanto a tecnología

Allá por los años ‘40 del siglo pasado, el espacio del Hospital Santa Bárbara, donde actualmente están los ambientes del Instituto de Cancerología “Cupertino Arteaga”, era conocido como el “patio de la muerte” porque servía para acoger a pacientes portadoras de cáncer de cuello uterino que venían del área rural.

Los trabajadores de esa época cuentan que los enfermos llegaban con cuadros de cáncer sumamente avanzados y en el Hospital Santa Bárbara sólo recibían un tratamiento paliativo, con calmantes, analgésicos, coagulación de la sangre, pero nada más.

Ante esa situación tan terrible, surgió la idea de construir en este hospital, que dependía de la Universidad San Francisco Xavier, el Instituto de Cancerología. De ese modo se recurrió a la Universidad para que sea la promotora de la construcción de la primera y única institución de entonces dedicada al diagnóstico y tratamiento del cáncer.

Es así que el 27 de marzo de 1947 se inicio la actividad propiamente dicha del tratamiento del cáncer, después de una serie de trabajos que se efectuaron gracias a una destacada labor del doctor José Cupertino Arteaga, que fue prefecto de Chuquisaca y alcalde de Sucre, pero que en su última época de vida se fue a Francia. Él fue una de las personas que dio mayor aporte económico para la compra de los primeros equipos obviamente de esa época como el Rádium.

También tuvieron un papel preponderante los médicos Benavides Cano, Hugo Núñez Ressini, Gladis Careaga de Valda, entre otros, con cuyo aporte se logró construir la actual infraestructura del Instituto de Cancerología.

Este centro fue el primero y único del país en el tratamiento especializado de cáncer, de ahí que se constituyó en un referente nacional, pero que con el transcurrir del tiempo quedó relegado al extremo de que ahora hay en otras regiones hospitales de oncología que lo superan en infraestructura y tecnología.
Hoy, con 68 años de servicio, el Instituto de Cancerología de Sucre atiende a los pacientes en una forma muy precaria. Los funcionarios están hacinados en consultorios estrechos, las salas de internación son inhóspitas y no son nada acogedoras para los pacientes.

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